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Tal vez deberíamos advertirlo en la portada de Lo llevamos crudo, el libro que recoje las mejores introducciones a Carne cruda de Radio 3, el programa que dirije y presenta Javier Gallego: «Este libro no te dejará indiferente. Este libro te llevará más lejos de la indignación: te encabronará». Pero mentiríamos. No es el contenido lo que deja mala sangre, lo que realmente duele es lo acertado del diagnóstico. Porque lo que encabrona es la realidad que nos ha tocado vivir, el morro que le echan nuestros políticos, nuestros banqueros, algunos de nuestros jueces, los encargados en definitiva de garantizar el funcionamiento de este sistema. Porque si hay algún antisistema peligroso, ése es el que lo horada desde dentro, el que se apropia de la palabra democracia y la moldea a su poco agraciada imagen y deformada semejanza, convirtiéndola en un arma arrojadiza con el que aporrear a quienes se quejan porque les están robando su futuro a mano armada (a mano de troika). Y lo están haciendo en nuestra cara, como si fuésemos idiotas (al menos eso nos escupen).

Dice en algún sitio en nuestra web que aspiramos a cambiar el mundo. Ese es un objetivo ambicioso, lo sabemos, pero somos conscientes de que el mundo no se cambia de un día para otro. El mundo se cambia con pequeños gestos cargados de significado. Por eso queremos encabronar a nuestros lectores. Sí, la indignación es el primer paso, pero en algún momento hay que alzar la voz y decir que ya basta. Y los textos de Javi Crudo funcionan a las mil maravillas como mecha. Son pequeñas llamadas de atención que empiezan como un pequeño toque en el hombro («usted perdone») pero que terminan siendo un golpe (un golpe de realidad, una llamada valiente que se hace todos los días desde un medio de comunicación, toda una rareza, una anomalía).

Tal vez lo que sí deberíamos advertir es que el libro requiere de una lectura atenta y pausada. Porque esta carne cruda es un solomillo de primera, una prosa en su punto, unos textos jugosos que han sido alimentados con piensos de primera calidad (no esperes nada de creí que, aquí solo encontratas ideas muy bien pensadas y mejor aún procesadas). Porque no sólo hay cabreo. De hecho, el cabreo sólo está en el fondo. La forma es precisamente eso: un solomillo de esos que cuestan un riñón en los mejores restaurantes. Un solomillo que se degusta de manera diferente cuando se lee que cuando se escucha (aunque es inevitable leerlo con la voz de Javier Gallego), pero que pide esa lectura reposada para apreciar todos los matices.

Además, lleva la guarnición de un estupendo prólogo de Isaac Rosa, columnista de Público y sobre todo excelente novelista (lo digo ahora que estoy paladeando El vano ayer, publicada por Seix Barral), quien dice, entre otras cosas, que «Crudo es famoso y temido por su falta de piedad; él no hace prisioneros, dispara a la cabeza de sus víctimas, poniéndoles nombre y apellidos para no fallar el tiro, aunque sea una maniobra arriesgada por lo poderoso de sus adversarios. No sabemos si es valiente o más bien temerario, alguien que no elude el cuerpo a cuerpo, que se pone de pie en la trinchera para apuntar bien y no malgastar balas, a riesgo de que le vuelen los sesos cualquier día».

Qué ganas de tener el libro terminadito en nuestras manos (y de que lo tengáis vosotros en las vuestras). Menos mal que no queda mucho (la segunda quincena de septiembre está a la vuelta de la esquina). Por cierto y por si había dudas, la carne utilizada para la elaboración de este libro es 100% libre, sin conservantes ni mamandurrias.

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